POR EL DÍA DEL PADRE

Quiero dedicar este día a los padres del mundo, a todas las personas que han hecho y hacen de padre de alguien en este mundo, a todas las personas que son padres de ideas, proyectos e historias.

Porque padre es una persona por encima de cualquier cosa, sin distinciones de género, de raza o de país, sin privilegios ni restricciones… la paternidad es una función básica de la creación. Padre es la semilla que germina en el que campo que comparte su fertilidad para juntos, dar su fruto: hijos, hijas y familia. Padre es una persona que, con su ejemplo, con su trabajo, con su fuerza permite que las raíces de una nueva vida crezcan, se fortalezcan y, un día sean lo suficientemente sólidas como para poder permitir emprender un nuevo camino, tu camino.

Padre es callar el dolor, porque los padres no lloran, no se quejan, aparentemente no sufren. Trabajan y nos protegen siendo esta su manifestación del amor, una manifestación no siempre reconocida, tanto es así, que es incluso, a veces, denostada.

Padre es no contar las horas de desasosiego provocadas por la incertidumbre de no saber si estás haciéndolo bien, por la necesidad de hacerlo mejor, de darlo todo por tu familia y el miedo a que no sea suficiente… pero el padre calla y sigue, sigue porque el amor de un padre es inquebrantable, a veces silencioso, incluso incomprendido. Su amor y su lealtad a la familia se podría medir en lágrimas tragadas, palabras no dichas y sueños sacrificados en un intento de hacer lo mejor para todos… son los padres a los que, a lo largo de la historia, nadie les ofreció la posibilidad de ser personas sensibles, de pedir un abrazo en el que encontrar consuelo. Son padres que van a la guerra, padres que “se quedan en la puerta”, que sufren desde la puerta para que la que pase sea mamá, ese fértil campo en el que su semilla cayó, madres con poder en forma de abrazo, de caricia, de la palabra precisa… una madre que “puede pasar” porque papá se queda en la puerta tragándose su dolor y velando porque todo esté bien.

Son padres antiguos, vestigios de una paternidad y de una Sociedad caduca que castra al hombre y le obliga a ser un guerrero ausente.

Yo creo en un nueva paternidad, en realidad creo en que debemos recuperar una paternidad ancestral, natural y universal en la que padre no sea un hombre o una mujer, en la que madre, no sea una mujer o un hombre, sino que ser padre sea una función que cualquier persona pueda desempeñar porque un hombre también puede poseer ese poder que se manifiesta en forma de abrazo, de caricia y de la palabra precisa… una persona que “puede pasar” porque otra persona “se queda” en la puerta tragándose su dolor y velando porque todo esté bien.

Mi padre no es el mejor o el peor padre del mundo, es el padre gracias al cual yo nací, es el padre que, junto a mi madre, creó un hogar en el cual nació su familia, mi familia. Ambos lo hicieron, lo hacen y lo harán la mejor manera que supieron, saben y sabrán hacer. Y yo les estaré eternamente agradecido por la vida, porque en ellos empieza mi camino y el de mis hermanos, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos…

Padres del mundo, es hora de parar durante un día, de mirar a los lado, de mirar hacia atrás para contemplar el resultado de tus desvelos y de sentir como una lágrima de emoción, expresión de orgullo y liberación del dolor contenido, os recuerda que este es vuestro legado. Pero recordad que vosotros también sois hijos de la vida y que como hijos también necesitáis un abrazo, una caricia y la palabra precisa, sabed que tenéis derecho a ello.

Todos podemos ser padres de nuestro niño interior, abrazarnos y darnos ese consuelo, esa guía y esa intención creadora de ese aliento divino que creará vida en nuestro propio corazón.

Hijos e hijas del mundo, es el día para recordar a nuestro padre, es el momento de agradecer y es el momento de tenderles esa mano de hijo que reconoce en la mano firme de papá, una firme y amorosa guía para recorrer el camino.

A mi padre, a tu padre, a los padres: gracias por ser semilla, gracias por ser el sol y el viento, gracias por ser norte y por tus silencios.

Desde mi gratitud, tomo conciencia de que eres, por encima de todo un ser humano y te ofrezco mi mano para que sea también tu guía, tu firme guía para cuando, cansado por tantas batallas que has librado y sigues librando por tu familia, sientas tus piernas flaquear y sea mi mano la que te guíe en tus últimos pasos… tranquilo, camina despacio, hoy soy yo el que te acompaña, hoy soy yo el que se queda en la puerta pero pasaré un rato darte un abrazo, una caricia y decirte la palabra precisa:

Gracias papá.

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